Pasiones derretidas y amores trastornados por mi lucha continua interior. He sido culpable del fastidio de espíritus perdidos... fastidioso demente que he sido. Se resbalaron las manos que intentaron capturarme, resbaloso es mi corazón. Caerán las miradas que busquen su refugio en las praderas de mi alma.
En la otra realidad, un laberinto de emociones donde el tiempo y la conciencia se han unido, los misterios de la noche le dan vida a la lujuria y los caprichos de un loquito pervertido. Es continua esta batalla entre lo cierto y la moral... los dos me obligan a dudar. El instinto y la razón en una lucha interminable por llegar a la verdad. En esta eterna discusión no hubo lugar para un acuerdo y todo puede ser posible. Dije que no, dije que sí y sin embargo no mentí porque en mi mente hay de las dos. No me pregunte y le contesto, sabe bien que es evidente, no me tiene que decir. Cumpliré con mi misión. Nadie tiene que decirme para qué es que estoy aquí.
Sin el cielo ni el infierno, ni perdón ni religión, he conocido al maestro. ¿Cuál historia he de creerme de las miles que me cuentan si con costos creo en mi? Las montañas y el silencio me contaron una historia que ahora debo compartir.
El filo helado del fondo podría asustar al enfermo de amor. Tan dura la verdad, tan lindas las mentiras... escogieron lo mejor. Se refugiaron en el ruido los espíritus perdidos. Aléjense de mí, que me perturban sus miradas de demonios confundidos.
Poco importan mis creencias. Lo evidente es que estoy vivo y que también voy a morir. A veces soy un ángel y a veces un demonio... perdón por ser así.
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